Recientemente hemos asistido a la puesta en marcha de una campaña de limpieza de imagen de Ignacio Diego, que el PP ha tenido la ocurrencia de denominar “Las cosas claras”. En ella, nuestro presidente hablará de la acción gubernamental llevada a cabo hasta la fecha. Pronto empieza la derecha la campaña electoral, cuando aún queda casi año y medio de legislatura. La razón es más que evidente: ni con la reducción del número de diputados autonómicos, absurdamente justificada por criterios económicos, conseguirá Diego revalidar la mayoría absoluta que le hizo presidente.

Pues si el presidente de Cantabria quiere dejar las cosas claras, ayudémosle en dicho empeño, que servirá para tenerlo en cuenta en el futuro. Ya es por todos conocido que el PP prometió cambiar la situación rápidamente con el llamado “Plan de los primeros 100 días”. De esta manera en octubre de 2011 se disfrutarían ya los efectos producidos por las medidas que hubiesen sacado a Cantabria de la encrucijada en la que el anterior gobierno nos había colocado.

El PP pregonaba que con la “racionalización” de las políticas públicas, es decir, recortando, se sentarían las bases de la recuperación. Aunque esto ya era difícil de creer, debemos tener en cuenta que su propuesta de gestionar lo público como si del ámbito privado se tratase tendría unas “líneas rojas” que no traspasaría. Es decir no habría recortes ni en educación, ni en sanidad ni en dependencia.

Pasaron esos cien días y el paro paso de cuarenta y tres mil personas a casi cuarenta y siete mil. ¿Qué había ocurrido? ¿Dónde estaban los efectos milagrosos de ese magnífico plan que Diego tenía? El PP lo tuvo fácil: la culpa de todo la tenía ZP (que tampoco es que fuera inocente, precisamente) y en noviembre pidió una mayoría absoluta a nivel estatal para que se pudieran notar los efectos de sus políticas. Dicho y hecho. En este sentido, me gustaría desterrar del ciudadano la idea de que cuando hay gobiernos autonómicos y estatales del mismo color político, la comunidad autónoma se ve beneficiada en los Presupuestos Generales del Estado. Nada más lejos de la realidad. Diego es el peón más fiel de Rajoy.

Las cosas claras, presidente:

  • En materia laboral no se ha conseguido que Cantabria fuera “un paraíso para la inversión empresarial” como prometía. Más bien al contrario. Y gracias a la reforma laboral de Rajoy, de la que Diego es fiel seguidor, se dio “barra libre” para la presentación de Expediente de Regulación de Empleo. Lo demás ya es de sobra conocido. Teka, Sniace, Konecta, B3 Cable, Solvay…el sector industrial cántabro se desangra a borbotones. Con el modelo de Diego, el modelo del campo de golf y la playa, el desempleo ha crecido más de un 32% y hemos llegado a rozar los sesenta mil parados.
  • El Estado de Bienestar se ha visto atacado virulentamente. En educación hemos visto como el PP ha reducido el presupuesto de la consejería y ha trasvasado aún más dinero público a la educación privada, incluida a aquella que segrega por sexo. No se ha salvado de la quema ni la Universidad de Cantabria, una institución que devuelve cada euro que se invierte en ella multiplicado por tres. Del “quintacolumnista” que está al frente de este ámbito es mejor ni hablar.
  • Diego prometió en su programa electoral que exigiría al gobierno estatal la financiación íntegra de las obras necesarias para terminar el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Además no mencionó, en ningún caso, que podría abrir la puerta a la privatización como se ha hecho en la Comunidad de Madrid, en Castilla-La Mancha o en la Comunidad Valenciana, con resultados desastrosos. El presidente utilizó la finalización de las obras como “rehén” para justificar la entrada del sector privado en Valdecilla, pretexto que ha quedado al descubierto cuando el gobierno estatal ha dotado, de manera parcial, de financiación. Sobre uno de nuestros patrimonios más importantes, un hospital de referencia nacional, pende la más grave de las amenazas. Y en materia de dependencia, el ejemplo paradigmático es el cierre de la residencia de “La Pereda” en Santander mientras se va a inaugurar una de carácter privado en las inmediaciones.
  • En el asunto de la fractura hidráulica, más conocido como “fracking”, hemos visto como el PP vota una cosa o la contraria dependiendo de si está en la calle Alta de Santander o en la Carrera de San Jerónimo de Madrid. Diego prometió que en Cantabria no se llevaría a cabo esta práctica pero cuando Izquierda Unida propuso su prohibición en el Congreso de los Diputados, en febrero de 2013,el PP votó en contra, incluidos los cuatro diputados cántabros.

Así que, Diego, las cosas claras: ni empleo, ni educación, ni sanidad, ni dependencia, ni conservación del territorio, ni nada de lo que prometió. Nada. Finalmente me gustaría llamar a la reflexión sobre la siguiente cuestión. Que la mayoría absoluta del PP sea improbable no despeja la amenaza neoliberal de Cantabria. No olvidemos que PSOE y PRC fueron también aficionados a los recortes y se mostraron incapaces de frenar la destrucción de empleo. Ya lo dijo William Shakespeare: “la memoria es el centinela del cerebro”. Vigilemos lo que se promete hacer y lo que realmente se hace. En ello nos va nuestro futuro y nuestro bienestar.

Jorge Crespo
Coordinador de Izquierda Unida de Cantabria
Publicado en el Diario Montañes 24/01/2014