Miguel Saro denuncia la apuesta del alcalde popular por proyectos culturales mediáticos y el olvido de algo tan básico como las bibliotecas por lo que propone potenciarlas y dotarlas de más medios

Biblioteca MPEl candidato a la Alcaldía de Santander por Izquierda Unida, Miguel Saro, aboga por cuidar, mejorar y aumentar las bibliotecas municipales, que se encuentran en un estado lamentable. Son el primer peldaño de la cultura, aunque la política del Partido Popular en la ciudad ha preferido apostar por proyectos culturales mediáticos y supuestamente innovadores, olvidando lo más básico. La Biblioteca Menéndez Pelayo se encuentra en una situación tercermundista con un edificio que presenta serias deficiencias y humedades. Las novedades editoriales escasean, falta espacio y material. No se repone nada y los puestos para consultar la hemeroteca suelen estar averiados. Ninguna de las bibliotecas municipales, seis para una ciudad de 175.000 habitantes, abre el fin de semana o tiene un horario continuado y amplio. Las instalaciones son pequeñas y poco adecuadas. Es tal la situación que dos de las seis bibliotecas no han celebrado ni el Día del Libro de una forma modesta o testimonial, aunque el edil hable de crear Observatorios de la Cultura y Laboratorios de Arte.

Miguel Saro critica duramente el personalismo con el que se ha actuado en los últimos años en materia cultural: “En Santander necesitamos políticas de fomento de la cultura efectivas porque lo que hemos tenido hasta ahora han sido políticas de autobombo alrededor de la figura de Íñigo de la Serna y de los padrinos culturales y patrocinadores, como es el caso de la familia Botín, que obtienen por ello sus réditos fiscales”. Para el líder de la formación de izquierdas en Santander “el Partido Popular se ha olvidado de lo básico, como una buena red de bibliotecas más extensa y con horarios más amplios. Se pueden utilizar los colegios públicos y centros cívicos para poner en marcha una serie de ludotecas o llevar a cabo un plan de iniciación a la lectura muy necesario según los informes PISA”.

Según el representante de Izquierda Unida, la política cultural de la capital cántabra ha estado marcada “por la grandilocuencia, los anuncios del número de eventos, como si fueran kilos de carne, y por asegurar que eran de calle, aunque no participara nadie”. Saro censura este aspecto de la actuación de los regidores municipales: “La cultura en Santander tiene un carácter de publicidad institucional. Todo se vende con grandes adjetivos superlativos, pero realmente no hay programas de fomento de la cultura que sirvan a todos los ciudadanos y visitantes. Cualquier propuesta cultural se presenta como si fuera un gran estreno que sitúa a la ciudad en el mapa cultural a escala global cuando en la mayoría de los casos el evento ha estado en la ciudad vecina unos días antes y lo hará en la siguiente parada pocos días después, como la Muestra de Artes Fantásticas que pasa por casi todas las ciudades del norte. Ha sido una política de grandes gestos, como presentar a la ciudad a la Capitalidad Europea de la Cultura gastando millones y sin ninguna posibilidad de lograr el objetivo. Ese fracaso parece que se olvidó, pero han seguido jugando a aparentar ser ricos cuando la realidad es bastante más mísera en materia cultural. Los aires de grandeza impiden al alcalde descender a la calle y a los barrios”. En ellos, vería que no hay bibliotecas y las pocas que existen no están en buenas condiciones.