Poco a poco, al ritmo que el tribunal de cuentas puede estudiar los ejercicios fiscales de cada administración, van llegando a Santander los reparos y reproches sobre la gestión que el PP nos vende como óptima.

El Tribunal de Cuentas no hace otra cosa que poner de manifiesto como en propio Ayuntamiento se hace trampas a sí mismo y a su propia norma de gasto, los presupuestos, al no establecer criterio suficiente de control de eficacia y eficiencia sobre el cumplimiento los objetivos de gasto.

Desde Izquierda Unida hemos reprochado al equipo de gobierno del PP en innumerables ocasiones esta práctica tramposa al comprobar como existen programas de gasto presupuestarios muy importantes para el bienestar vecinal donde el grado de ejecución del presupuesto es muy pobre. Yendo algo más cerca del trabajo fiscalizar del Tribunal de Cuentas, en la Cuenta General Municipal del año 2016 el Interventor municipal fija el grado de cumplimiento del presupuesto de los programas de conservación y rehabilitación de la edificación en un 41%, construcción y pavimentación de vías públicas en un 29 y 10%, respectivamente, mientras movilidad sostenible en menos de un 10%.

Otro tipo de servicios esenciales para las personas más necesitadas de Santander como atención social primaria, en un 74% o fomento del empleo en un 64%, mientras bibliotecas públicas en tan sólo un 36%. En materia de vivienda, el grado de cumplimiento fue un raquítico cero.

Según el portavoz de Izquierda Unida, este incumplimiento es un reproche que el Partido Popular no desea que trascienda ni que pueda ser valorado con criterios objetivos por el trabajo de fiscalización de la intervención general municipal, al no fijarse objetivos específicos para cada programa de gasto, como el propio interventor municipal ha observado en sus informes.

Para Saro, esto demuestra el compromiso real del PP con Santander no es real, una ciudad que gestiona a golpe de ocurrencias gracias al uso eventual del superávit presupuestario en reformas urbanas, nuevo pavimento o proyectos imposibles como el MetroTUS. Por otro lado, su plan real para Santander es la gobernar cómodamente para sus amigos sin tener que dar cuentas mientras la ciudad se hunde en la decadencia.