Miguel Saro, portavoz de IU Santander, considera que la limitación de venta de alcohol a partir de las 22:00 horas solo protege a los empresarios de hostelería.

El portavoz de IU Santander ha mostrado su desconfianza en que la decisión de la Consejería de Sanidad de prohibir la venta de alcohol a partir de las 22:00 horas suponga alguna modificación en los hábitos de ocio nocturno de los jóvenes cántabros.

Según Miguel Saro, “la medida sólo busca proteger a los empresarios de hostelería santanderinos, que ven a los jóvenes participantes en el “botellón”, como potenciales clientes.”

El portavoz de Izquierda Unida sostiene que “las excepciones en la actuación sancionadora policial en la represión del consumo de alcohol en la calle muestran el cinismo del equipo de gobierno municipal de Santander.  Los hechos muestran que el “botellón” juvenil tan solo se ha desplazado a nuevas zonas para consumir, como consecuencia de que existen zonas donde parecer regir otra ley, dado que se hace la vista gorda al consumo en la calle, siempre y cuando pagues en un establecimiento por tu consumición.”

Desde IU recuerdan que en muchos establecimientos “de copas”, las normas no se cumplen, la primera la referente a la prohibición de beber alcohol en la vía pública. Por ello, sostiene Saro, “lo único que se persigue lo único que se persigue con la nueva medida propuesta por la asociación de hostelería y rápidamente anunciada por ayuntamiento y gobierno de Cantabria es asegurase que los jóvenes beban sólo en sus establecimientos.”

Según Saro, los canales de participación juvenil municipales no han existido nunca, y los existentes no son operativos, como el Consejo de Jóvenes municipal, creado en 2008 para mayor gloria del alcalde, y sin ninguna función conocida.

 

Saro reprocha la falta de regulación autonómica sobre espectáculos, materia cedida por el estado en 1996.

Saro reprocha al Gobierno y ayuntamiento de Santander que, en relación al ocio nocturno,  solo tome medidas que protejan a los hosteleros. En ese sentido Saro ha recordado que desde el año 1996 la comunidad autónoma tiene la competencia legislativa para regular los espectáculos públicos en su ámbito territorial, y pese a ello ningún gobierno hasta la fecha ha legislado sobre la materia. Esta situación deja en el limbo jurídico y con regulaciones en algunos casos preconstitucionales, cualquier actuación que quiera desarrollar un establecimiento de hostelería que no sea la mera venta de alcohol, siendo en muchos casos reprimidas y sancionadas actividades como conciertos o incluso recitales poéticos.

Para Saro, esta dejadez pública muestra la crónica falta de interés de los gobiernos cántabros por cualquier expresión cultural distinta de los cánones de los distintos consejeros, que no suelen considerar como “expresión cultural” a ninguna actividad que nos sirva la oficial para su propio “autobombo” político.

“La reciente privatización del Escenario Santander”, según Saro, “es una clara muestra de esa ausencia de política cultural alternativa en Santander: un espacio pagado con recursos públicos, que los gestores municipales son incapaces de gestionar.”