“Cada vez es más común la aplicación de esta tasa, que para el visitante es residual, pero que supone una inyección importante que se debería destinar a mejorar el patrimonio cultural y ayudaría a compensar el coste extra de los servicios que deben fortalecerse en temporadas altas”, ha explicado el concejal de la coalición, Keruin Martínez.

Izquierda Unida-Podemos pedirá al Ayuntamiento de Santander que implante la tasa turística para que se aplique antes del periodo estival de 2024. Así lo ha adelantado en rueda de prensa el concejal de la coalición, Keruin Martínez, que defenderá esta medida en el pleno municipal del mes de enero.
“Queremos que el Ayuntamiento siga la vía que cada vez toman más ciudades en nuestro país y en toda Europa”, ha explicado el edil, que pedirá que se lleven a cabo los estudios y comparativas pertinentes para disponer de los medios materiales y logísticos que permitan implantar esta tasa.
Según ha explicado Martínez, este impuesto se suele cobrar al viajero en el alojamiento o al reservar el billete de avión, y es cada vez más común en ayuntamientos para invertir en medidas de preservación, desarrollo y promoción de las infraestructuras y actividades turísticas, como conservación del patrimonio y sostenibilidad. Además, se utiliza para compensar el coste extra de servicios que deben fortalecerse en épocas estivales, como la limpieza o la policía, así como el aumento de gasto en recursos básicos como el agua.
“Cada vez es más común la aplicación de esta tasa, que para el turista es un coste residual y no le disuade de elegir una ciudad sobre otra, pero que para el sector y, sobre todo, para la ciudad es una inyección importante que se debería destinar a mejorar el patrimonio cultural, y es imprescindible para compensar el coste extra de los servicios públicos que se tensionan en temporadas altas”, ha explicado el concejal Martínez.
El edil ha explicado los modelos existentes en más de una treintena de ciudades europeas, y que están en diferentes fases de implantación en varios ayuntamientos españoles, como en ciudades de Cataluña o Baleares, Sevilla o San Sebastián. En todos ellos, se aplica una cantidad “fija y casi simbólica por cada noche que se pernocte en la ciudad”, y cuyas características decide cada ayuntamiento.
Por ejemplo, en ciudades como París, Roma, o Lisboa el precio de la tasa ronda entre los 0,20 céntimos a los 4,4 euros por noche, según el tipo de establecimiento y el número de días; y en otras ciudades, como Berlín, Viena o Budapest, el precio se calcula porcentualmente sobre el coste y categoría del alojamiento. Además, las tasas se limitan por días y, en muchos casos, no se aplican a menores, para favorecer, de este modo, un turismo familiar, más estable y menos dañino.
“Y es que es importante que tengamos claro que el modelo de turismo que se lleva promoviendo parece ser inviable en el medio y largo plazo”, ha criticado Martínez, que ha advertido de que Santander no puede seguir el camino de otros ayuntamientos. “No podemos aspirar a ser el Benidorm del norte, porque eso solo acaba en un sector precario, un perjuicio para el pequeño comercio por la injusta competencia con grandes superficies y afecta especialmente a la convivencia con los vecinos”, ha explicado, centrándose en el auge de los pisos turísticos, “que se ha comprobado como una de las causas de los altos e inasumibles precios del alquiler”.
A este respecto, no es la primera vez que la formación reclama una regulación turística “que aborde el riesgo de masificación antes de que sea demasiado tarde”. En esta ocasión, Martínez ha querido resaltar la necesidad de proteger el mantenimiento de infraestructuras y servicios públicos “que los santanderinos y santanderinas sufragamos con nuestros impuestos y vemos tensionados en temporadas altas para que, posteriormente, el beneficio se privatice en unas pocas manos, la mayoría de grandes superficies, mientras que el coste público aumenta sustancialmente con un retorno mínimo”.
Con esta medida, la formación defiende que se ayuda a promover un turismo “consciente, responsable y que aporte al beneficio de la ciudad de un modo que no les supone una diferencia en su viaje, pero que sí implicaría un mayor cuidado en el patrimonio público”.
En la rueda de prensa, Martínez ha aprovechado para hablar de la muerte de un león marino en el minizoo de la Magdalena, anunciado por el Ayuntamiento este lunes, en una situación que se repite. El edil ha resaltado la reducción del número de trabajadores en el lugar, “algo que es común en varias áreas del Ayuntamiento”, que teme que “esté afectando a la atención de los animales”. “Insistimos en lo mismo desde hace años, este minizoo debería ser cerrado y los animales deberían ser trasladados a otro lugar, más acorde a su hábitat y con más personal y recursos para atender sus necesidades”, ha insistido.

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Keruin Martínez, concejal de Izquierda Unida-Podemos en Santander: